Fines de la existencia
▶ Ser feliz y tener una vida plena o satisfactoria, contempla:
Buena relación entre lo deseado y lo conseguido.
Vida alineada con valores.
Disfrute, satisfacción y sentido (1).
Ocupar la mente en positivo (2).
Haber perdonado a todos y no culpabilizarse en temas importantes.
Sentirse bien, sentirse querido, sentirse útil.
Un estado de ánimo alegre y con paz interior.
Un proyecto de vida. No vivir en vano.
Aceptar lo que no se puede cambiar e intentar modificar lo que conviene y es posible cambiar.
▶ Estar en la verdad - seguridad (3)
▶ Prepararse para el más allá
(para los cristianos ir al cielo)
Objetivos
▶ Amar a los demás (4)
▶ Amor a uno mismo
▶ Amar el mundo
▶ Amar a Dios
(para los que creen en Dios)
Medidas dirigidas a objetivos
▶ Para Amar a los demás:
Dedicar tiempo a los demás.
Mantener un equilibrio en la dedicación de tiempo entre trabajo, familia, amistades, aficiones y descanso.
Ser generoso con espíritu de servicio, en casa y en el trabajo.
Ayudar a personas necesitadas o vulnerables.
▶ Para el Amor a uno mismo:
Buscar y mantener amistades valiosas.
Formarse para conocer y hacer el bien.
Cumplir, con flexibilidad, un horario razonable y con tiempo para las relaciones sociales, aficiones, meditación y descanso.
▶ Para Amar el mundo:
Conseguir un nivel cultural que proporcione un marco de referencia para entender el mundo, relacionarse con los demás y tomar decisiones significativas.
▶ Para Amar a Dios:
En el caso de los cristianos:
- Formación, piedad, filiación divina, unidad de vida, evangelización.
Objetivos intermedios
Conocimiento propio (5)
Buen carácter (6)
Habilidades psicosociales (7)
Inteligencia auxiliar (8)
Control de atención (9)
Salud física y mental
Disponer de una situación económica mínimamente holgada
(1) El disfrute: “La gente más feliz es la que disfruta de su vida”. Se trata de experimentar y apreciar momentos de bienestar, satisfacción y placer en el día a día, manteniendo una actitud positiva hacia la vida.
No se trata solo de buscar experiencias placenteras, sino de tener una disposición mental que permita encontrar valor y significado a los diferentes aspectos de la existencia, incluso en los momentos más complicados de la vida. Basta con aprender a conectar con el presente, agradecer cada pequeño regalo que nos da la vida, y ser compasivos con nosotros mismos, entendiendo nuestras limitaciones y errores sin castigarnos.
La satisfacción: sentimiento de contento o realización que experimentas cuando logras tus metas, necesidades o deseos. La satisfacción se basa en mirar tu vida y tus logros personales a lo largo del tiempo, en sentir orgullo y bienestar gracias a ellos. La satisfacción está claramente relacionada con la necesidad, por lo que tus necesidades fundamentales, como la seguridad, la pertenencia o la autoestima, deben estar cubiertas para que puedas sentirse satisfecho con tu vida. También es importante un equilibrio saludable entre tus expectativas y tus logros.
El sentido de la vida está compuesto por tres partes:
a. Coherencia: estás en este mundo por una razón.
b. Significado: es la razón de mi existencia, saber por qué importa que esté aquí.
c. Propósito: es la dirección y los retos que tiene tu vida.
Versión completa: (Arthur Brooks)
(2) Ocupar la mente en positivo significa tener el empeño y, en la medida de lo posible, el hábito de pensar en aquellos temas que interesan porque contribuyen a nuestro bien. Al mismo tiempo, procurar, mediante la reflexión, que los pensamientos negativos cada vez sean menos negativos para nosotros.
▶ Pueden ser pensamientos positivos que serán de gran ayuda:
Sobre el bien que podemos hacer a otras personas: mostrar gratitud, tener detalles de servicio, aconsejar, ayudar en alguna tarea concreta, acompañar, escuchar, comprender, cuidar, aceptar, respetar, enseñar, regalar, etc.
Sobre lo buenas que son las personas que tenemos a nuestro alrededor en cada momento.
Sobre lo que podemos aprender de las personas que tratamos.
Sobre qué podemos hacer para crecer en relaciones sociales valiosas.
Sobre qué podemos hacer para ayudar a personas solas o vulnerables.
Sobre cómo podemos mejorar nuestro trabajo.
Sobre cómo podemos mejorar en nuestras aficiones.
Sobre cualquier aspecto relacionado con la cultura.
Sobre la vida espiritual.
▶ Pueden ser pensamientos negativos, que presentan el riesgo de amargarnos la existencia:
Sobre detalles de noticias dramáticas que suceden en el mundo.
Sobre el que dirán.
Sobre si los demás son mejores que nosotros o más afortunados, que nos causan envidia o desazón.
Sobre dificultades o males que tenemos y que atribuimos a los demás.
Sobre enfermedades que podemos tener en el presente o en el futuro, sin ninguna señal objetiva aportada por un profesional.
Sobre noticias económicas negativas que nos pueden afectar de modo incierto en el futuro.
Sobre acontecimientos negativos presentes o futuros en los que no podemos hacer nada. Por ejemplo, los de tipo político, económico o empresarial, relacionados con el cambio climático o con una futura pandemia.
Sobre personas que consideramos impertinentes, pesadas, complicadas, liantes, tóxicas o malos profesionales.
Sobre cosas que pueden ir mal, por ejemplo, que el coche sufra una avería o se retrase un vuelo.
Sobre gestiones burocráticas que nos harán perder el tiempo.
Sobre riesgos futuros de cualquier tipo.
Etc., etc.
Pensar solo en lo que nos conviene y evitar lo que no nos conviene puede ser un desafío, ya que la mente tiende a divagar y a considerar múltiples aspectos de la vida. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte a centrarte en lo que realmente te beneficia:
1. Establecer objetivos claros. Define qué es lo que realmente te conviene en diferentes áreas de tu vida (personal, profesional, emocional). Tener claridad sobre tus metas te ayudará a filtrar tus pensamientos.
2. Practicar la atención plena (mindfulness). La meditación y otras prácticas de atención plena pueden ayudarte a ser más consciente de tus pensamientos y a dirigir tu atención hacia lo que realmente importa.
3. Reestructuración cognitiva. Aprende a identificar y desafiar los pensamientos negativos o no constructivos. Pregúntate si esos pensamientos realmente te ayudan a alcanzar tus objetivos.
4. Crear recordatorios visuales. Usa notas, imágenes o cualquier tipo de recordatorio que te mantenga enfocado en tus objetivos. Colócales en lugares visibles.
5. Limitar la exposición a lo negativo. Reduce el tiempo que pasas en actividades o entornos que te generan pensamientos negativos, como redes sociales, noticias, o incluso algunas relaciones interpersonales.
6. Practicar la gratitud. Llevar un diario de gratitud puede ayudarte a centrarte en lo positivo y en lo que te conviene, en lugar de lo que te preocupa o te afecta negativamente.
7. Establecer rutinas. Tener una rutina diaria puede ayudarte a mantenerte enfocado en tus objetivos y a evitar distracciones innecesarias.
8. Buscar apoyo. Hablar con amigos, familiares o un profesional puede proporcionarte una perspectiva externa y ayudarte a mantenerte enfocado en lo que te beneficia.
Recuerda que es natural que la mente divague, pero con práctica y dedicación, puedes entrenar tu mente para que se enfoque en lo que realmente te conviene.
(3) Poder pensar con certeza moral que sabemos por qué estamos en este mundo y hacia donde nos dirigimos.
(4) Amar significa: acompañar, ayudar, escuchar, comprender, cuidar, perdonar, enseñar, respetar, aceptar, sentir compasión, dedicar tiempo, hacer cosas o planes juntos, sacrificar nuestras preferencias por las de la persona amada, y enfrentar juntos los desafíos y obstáculos que la vida presenta.
El amor es un componente fundamental en la búsqueda de la felicidad y la satisfacción en la vida. Su importancia se puede desglosar en varios aspectos:
1. Conexión emocional. El amor crea lazos profundos entre las personas, lo que fomenta un sentido de pertenencia y conexión. Estas relaciones pueden proporcionar apoyo emocional, seguridad y un refugio en tiempos difíciles.
2. Bienestar psicológico. Distintos estudios han demostrado que el amor y las relaciones positivas están asociados con niveles más altos de felicidad y bienestar. El amor puede reducir el estrés, la ansiedad y la depresión, contribuyendo a una mejor salud mental.
3. Crecimiento personal. Las relaciones amorosas a menudo impulsan el crecimiento personal. A través del amor, las personas pueden aprender sobre la empatía, la compasión y la comunicación. Además, el amor puede motivar a las personas a superarse y alcanzar sus metas.
4. Experiencias compartidas. El amor enriquece la vida a través de experiencias compartidas, ya sea con una pareja, amigos o familiares. Estas vivencias crean recuerdos significativos que aportan alegría y satisfacción.
5. Motivación e inspiración. El amor puede ser una poderosa fuente de motivación. Ya sea en el ámbito personal o profesional, el deseo de hacer felices a los seres queridos puede impulsar a las personas a esforzarse más y a alcanzar sus objetivos.
6. Salud física. La investigación sugiere que las relaciones amorosas y satisfactorias pueden tener beneficios para la salud física, como la reducción de la presión arterial y un sistema inmunológico más fuerte. Esto se debe en parte a la reducción del estrés y a una mayor sensación de bienestar.
7. Propósito y significado. El amor puede proporcionar un sentido de propósito en la vida. Las relaciones significativas a menudo dan un sentido de dirección y motivación, lo que contribuye a una vida más plena y satisfactoria.
En resumen, el amor no solo es un objetivo deseable, sino que también actúa como una base sobre la cual se puede construir una vida feliz y satisfactoria. Fomentar y cultivar el amor en diversas formas—ya sea romántico, familiar o amistoso—puede ser clave para alcanzar el bienestar emocional y una vida plena.
(5) Alcanzar un conocimiento propio:
Auto-reflexión. Pregúntate cómo te sientes en diferentes situaciones y considera si tus acciones han sido efectivas.
Escucha las opiniones y críticas constructivas de amigos, colegas o familiares. A veces, otras personas pueden ver aspectos que a nosotros mismos que nos cuesta reconocer.
Analiza los resultados de tus acciones. Si algo no salió como esperabas, reflexiona si es consecuencia de un defecto o limitación tuya y sobre lo qué podrías haber hecho de manera diferente.
Aprende de los demás. Detecta las virtudes de los demás que tú no tienes. Siempre se puede aprender algo más de cualquier persona.
Establecimiento de metas. Define metas claras y específicas. Al tratar de conseguirlas, podrás identificar las áreas en las que necesitas mejorar.
Aceptar la imperfección. Reconocer que todos cometen errores y que las limitaciones son parte de la condición humana, puede aliviar la presión y permitirte ser más abierto a la autoevaluación.
Análisis de patrones. Observa si hay patrones recurrentes en tus comportamientos o decisiones. Esto puede indicar áreas donde necesitas mejorar.
Cultivar la humildad. Mantener una actitud abierta y humilde te permitirá aceptar más fácilmente tus errores y limitaciones.
Recuerda que el reconocimiento de los errores y limitaciones es el primer paso hacia la mejora y el desarrollo personal. Es un signo de fortaleza, no de debilidad.
(6) Conseguir un buen carácter, que incluya:
La gratitud, el mostrar aprecio, la paciencia, la tolerancia, el aceptar a los demás tal y como son, con sus virtudes y defectos.
Salvar la intención, no juzgar, no quejarse, no dar demasiados consejos y enmiendas, no discutir y siempre perdonar. No alardear de los propios logros ni buscar una validación constante.
La integridad, la perseverancia, la honestidad y la responsabilidad, que permitan tomar decisiones informadas y éticas.
La actitud de servicio y procurar conseguir las cualidades relacionadas con la amabilidad, el saber estar y el hacer agradable la vida a los demás.
El optimismo y el buen humor.
(7) Las habilidades psicosociales son un conjunto de capacidades y competencias que nos permiten interactuar de manera efectiva y positiva con los demás, así como manejar nuestras emociones y comportamientos de forma adecuada en diversas situaciones sociales.
Algunas habilidades psicosociales importantes incluyen:
1. Empatía: capacidad de ponerse en el lugar del otro, entender sus emociones y mostrar comprensión y apoyo.
2. Comunicación efectiva: ser capaz de expresar ideas y sentimientos de manera clara y respetuosa, así como escuchar activamente a los demás.
3. Resolución de conflictos: habilidad para manejar situaciones de conflicto de manera pacífica y constructiva, buscando soluciones que beneficien a todas las partes involucradas.
4. Autocontrol emocional: capacidad para regular nuestras emociones, manejar el estrés y controlar nuestras reacciones impulsivas.
5. Habilidades de trabajo en equipo: ser capaz de colaborar con otros, aceptar y valorar las diferencias individuales, y trabajar de manera efectiva hacia un objetivo común.
6. Asertividad: habilidad para expresar nuestras opiniones y necesidades de manera clara y respetuosa, sin agredir ni pasar por encima de los demás.
7. Adaptabilidad: capacidad para ajustarse a diferentes situaciones y circunstancias, siendo flexibles y abiertos al cambio.
Estas habilidades son fundamentales para el buen desarrollo de nuestra vida personal, social y profesional, ya que nos permiten establecer relaciones saludables, resolver conflictos de manera constructiva y colaborar de forma efectiva con los demás.
(8) La inteligencia auxiliar es la correcta utilización de ciertos instrumentos que elevan la inteligencia básica de nivel y que son: el orden, la constancia, la voluntad, la motivación, la capacidad de observación y de tomar nota.
(9) Cuidar la atención, fortalecer la voluntad.
Controla tu atención. En un mundo lleno de distracciones, es importante aprender a controlar y dirigir conscientemente nuestra atención hacia aspectos positivos y gratificantes de la vida, en lugar de dejarnos llevar por pensamientos negativos o preocupaciones constantes.
La atención plena, o mindfulness, es una práctica eficaz para entrenar nuestra mente en este sentido (Bruce Hood).
En un mundo lleno de distracciones y recompensas instantáneas, quienes logran entrenar su voluntad tienen una ventaja significativa para alcanzar sus metas y disfrutar de una vida plena. La voluntad es la habilidad de posponer la gratificación inmediata en favor de un objetivo a largo plazo (Marian Rojas).
La clave para gestionar el estrés de una sociedad hiperconectada con constante bombardeo de estímulos es fortalecer nuestra voluntad, permitiendo que podamos desconectarnos de las distracciones y concentrarnos en lo que realmente importa (Marian Rojas).
Tres estrategias prácticas para mejorar nuestra capacidad de atención y, por ende, nuestra felicidad (Marian Rojas).
En primer lugar, recomendó eliminar las notificaciones del teléfono para evitar distracciones constantes.
En segundo lugar, aconsejó reducir el uso de redes sociales, lo que provocará un “vacío posterior”, pero que es crucial para recuperar el foco.
Y, en tercer lugar, sugirió activar el modo avión durante momentos importantes.
Fortalecer la voluntad es un proceso que requiere práctica y constancia. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte a desarrollar y fortalecer tu autocontrol y determinación:
1. Establece metas claras. Define objetivos específicos y alcanzables. Las metas deben ser realistas y medibles para que puedas evaluar tu progreso.
2. Divide tareas grandes. Si tienes un objetivo grande, divídelo en tareas más pequeñas. Esto te permitirá avanzar paso a paso y mantener la motivación.
3. Crea un plan. Diseña un plan de acción que incluya los pasos que necesitas seguir para alcanzar tus metas. Tener un plan te ayudará a mantenerte enfocado.
4. Practica la autodisciplina. Comienza con pequeños actos de autodisciplina en tu vida diaria, como seguir una rutina de ejercicios, mantener un horario regular de sueño o evitar distracciones.
5. Visualiza el éxito. Imagina el resultado positivo de tus esfuerzos. La visualización puede aumentar tu motivación y compromiso.
6. Mantén un entorno positivo. Rodéate de personas que te apoyen y eviten influencias negativas. Un entorno positivo puede facilitar el fortalecimiento de la voluntad.
7. Recompénsate. Celebra tus logros, incluso los pequeños. Recompensarte por cumplir tus objetivos te motivará a seguir adelante.
8. Aprende a manejar la frustración. Desarrolla estrategias para enfrentar la frustración y el estrés. Practicar la meditación, la respiración profunda o el ejercicio puede ser útil.
9. Sé paciente y flexible. La fuerza de voluntad se desarrolla con el tiempo. Si enfrentas obstáculos, no te desanimes. Aprende de la experiencia y ajusta tu enfoque si es necesario.
10. Practica la gratitud. Mantener una mentalidad positiva y agradecer lo que tienes puede ayudarte a mantener la motivación y la fuerza de voluntad.
Recuerda que fortalecer la voluntad es un proceso gradual. Con práctica y dedicación, puedes mejorar tu capacidad para resistir impulsos y cumplir con tus objetivos.
Algunos problemas a remediar y consejos
Estrés y ansiedad Ver aquí
Falta de templanza y moderación que conlleva al consumismo y al hedonismo.
Dar demasiado valor a la juventud, la belleza corporal, el dinero, el poder o la fama, etc.
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Ganar en templanza y moderación para desprenderse de una actitud consumista y hedonista es un proceso que requiere autoconocimiento y práctica consciente. Aquí hay algunas estrategias que pueden ayudarte:
1. Reflexiona sobre tus valores. Tómate un tiempo para identificar lo que es verdaderamente importante para ti. Pregúntate qué te aporta felicidad y satisfacción a largo plazo. Esto puede ayudarte a priorizar lo que realmente deseas en lugar de dejarte llevar por deseos momentáneos.
2. Establece metas claras. Define objetivos personales que fomenten la moderación y la templanza. Pueden ser metas relacionadas con el ahorro, el bienestar físico o el desarrollo personal. Tener un propósito claro puede motivarte a resistir la tentación consumista.
3. Práctica la gratitud. Lleva un diario de gratitud donde anotes las cosas por las que estás agradecido cada día. Esto te ayudará a enfocarte en lo que ya tienes, en lugar de lo que quieres adquirir, reduciendo así el deseo de consumo.
4. Limita las tentaciones. Haz un esfuerzo consciente por reducir la exposición a las influencias consumistas. Esto puede incluir evitar ciertos lugares, como centros comerciales, o desactivar notificaciones de tiendas en línea.
5. Desarrolla hábitos de consumo consciente. Antes de hacer una compra, pregúntate si realmente necesitas el artículo y si te aportará valor duradero. Practica el "enfriamiento" de 24 horas antes de realizar compras impulsivas.
6. Fomenta el autocuidado no consumista. Busca maneras de cuidar de ti mismo que no involucren compras, como salir a caminar, meditar, hacer ejercicio o dedicar tiempo a los amigos y familiares.
7. Practica la moderación en todas las áreas. La templanza se puede aplicar no solo al consumo material, sino también a la comida, la tecnología y otras áreas de la vida. Encuentra un equilibrio en tus hábitos diarios.
8. Rodéate de personas con valores similares. Conectar con personas que valoren la templanza y la moderación puede ser una gran fuente de apoyo y motivación. Comparte experiencias y estrategias para resistir la presión consumista.
9. Edúcate sobre el impacto del consumismo. Aprende sobre las consecuencias ambientales y sociales del consumismo excesivo. Esto puede ayudarte a sentirte más motivado para adoptar un enfoque más moderado.
10. Sé paciente y compasivo contigo mismo. Cambiar hábitos profundamente arraigados lleva tiempo. Permítete cometer errores y aprender de ellos en el camino hacia una vida más equilibrada.
Recuerda que la clave es encontrar un estilo de vida que te haga sentir pleno y satisfecho sin depender de la acumulación de bienes materiales o placeres efímeros.
Procrastinar
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Es la acción o hábito de retrasar actividades o situaciones que deben atenderse, sustituyéndolas por otras situaciones más irrelevantes o agradables por miedo a afrontarlas o pereza a realizarlas.
La procrastinación es un fenómeno común que puede explicarse por diversas razones psicológicas y emocionales. Aquí hay algunas de las razones más comunes por las que procrastinamos:
1. Miedo al fracaso: Muchas personas evitan comenzar una tarea porque temen no cumplir con sus propias expectativas o las de los demás. Este miedo puede ser paralizante y llevar a la postergación.
2. Perfeccionismo: Aquellos que tienen estándares extremadamente altos pueden procrastinar porque temen no poder alcanzar ese nivel de perfección en su trabajo.
3. Falta de motivación: Si una tarea no se percibe como interesante o relevante, es más probable que se postergue. La falta de conexión emocional con la tarea puede disminuir la motivación para completarla.
4. Fatiga y agotamiento: El cansancio físico o mental puede hacer que la energía necesaria para llevar a cabo una tarea se reduzca, lo que lleva a la procrastinación.
5. Dificultades en la gestión del tiempo: Algunas personas tienen problemas para organizarse o priorizar tareas, lo que puede resultar en una tendencia a dejar las cosas para más tarde.
6. Distracciones: Vivimos en un mundo lleno de distracciones, y las redes sociales, el entretenimiento y otros factores pueden desviar nuestra atención de las tareas importantes.
7. Impulsividad: La tendencia a actuar de manera impulsiva puede llevar a la procrastinación, ya que las personas pueden optar por actividades más gratificantes a corto plazo en lugar de centrarse en las tareas que requieren más esfuerzo.
8. Estrés y ansiedad: La presión asociada a ciertas tareas puede provocar ansiedad, lo que a su vez puede llevar a la postergación como una forma de evitar enfrentar esas emociones.
9. Falta de habilidades: A veces, las personas procrastinan porque no se sienten competentes para llevar a cabo una tarea, ya sea por falta de habilidades o experiencia.
Entender las razones detrás de la procrastinación puede ayudar a las personas a desarrollar estrategias más efectivas para superarla y aumentar su productividad.
Dejar de procrastinar puede ser un desafío, pero hay varias estrategias que pueden ayudarte a ser más productivo y a manejar mejor tu tiempo. Aquí te comparto algunas técnicas efectivas:
1. Establece metas claras. Define objetivos específicos y alcanzables. Usa el método SMART (Específico, Medible, Alcanzable, Relevante y con un Tiempo definido).
2. Divide las tareas. Toma tareas grandes y divídelas en partes más pequeñas y manejables. Esto puede hacer que parezcan menos abrumadoras.
3. Usa un cronograma. Crea un horario diario o semanal. Establece bloques de tiempo para trabajar en tareas específicas y respétalos.
4. Prioriza tus tareas. Utiliza una lista de tareas y clasifícalas por importancia y urgencia. Concéntrate primero en las tareas más importantes.
5. Establece plazos. Fija fechas límite para completar cada tarea, incluso si no son obligatorias. Esto puede ayudar a crear un sentido de urgencia.
6. Elimina distracciones. Identifica lo que te distrae y busca maneras de minimizarlas. Esto puede incluir desactivar notificaciones, establecer un espacio de trabajo tranquilo, etc.
7. Usa la técnica Pomodoro. Trabaja durante 25 minutos y luego toma un descanso de 5 minutos. Después de cuatro "Pomodoros", toma un descanso más largo. Esto puede ayudarte a mantener la concentración.
8. Cultiva la autodisciplina. Practica la toma de decisiones rápidas. Si decides hacer algo, hazlo de inmediato en lugar de pensarlo demasiado.
9. Recompénsate. Establece recompensas para ti mismo una vez que completes una tarea o un conjunto de tareas. Esto puede motivarte a seguir adelante.
10. Reflexiona sobre tus hábitos. Tómate un tiempo para analizar por qué procrastinas. ¿Es miedo al fracaso, falta de interés, o te sientes abrumado? Conocer la raíz del problema puede ayudarte a abordarlo.
11. Busca apoyo. Comparte tus metas con amigos o familiares que puedan ofrecerte apoyo y rendición de cuentas.
Recuerda que cambiar hábitos lleva tiempo y esfuerzo. Sé paciente contigo mismo y celebra los pequeños logros en el camino.
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