El conjunto de acciones y entidades que se relacionan con la actividad intelectual de conocer y razonar se le conoce como cognición. Este término hace referencia a cada uno de los procesos por los que se llega al conocimiento de las cosas, que son fundamentalmente: la percepción, la memoria, la imaginación, el pensamiento y, frecuentemente, el lenguaje. Las personas que presenten un sano envejecimiento cerebral conservan en gran medida esas capacidades durante la mayor parte de su vida, pero no lo hacen de manera homogénea ni al 100% en todo su recorrido vital. Las que sufren un envejecimiento patológico verán mermadas prematuramente y en diferente grado esas mismas facultades.
Hay personas que al llegar a determinada edad se inquietan por “olvidos” o despistes que antes no tenían. Quizás, pierden objetos, olvidan pagar alguna factura y se les hace más costoso realizar tareas complejas. No obstante, esas carencias no interrumpen su rutina habitual y conservan su autonomía. En todos estos casos cabe hablar de un posible deterioro cognitivo leve1.
En personas mayores de 65 años la prevalencia de deterioro cognitivo leve se sitúa entre el 16 y el 20% y alcanza el 45,3% por encima de los 85 años. Sin embargo, la variación de estos porcentajes según su estilo de vida, el nivel de estudios y la calidez de sus relaciones2.
¿Cómo distinguir el envejecimiento normal del patológico como podría ser una demencia?
Las demencias son procesos neurodegenerativos que comienzan mucho antes de que el deterioro cognitivo que originan se haga visible. En fases tempranas limitan la capacidad para desarrollar actividades instrumentales de la vida diaria3. Conforme la enfermedad progresa, aparecen pérdidas cognitivas de mayor alcance. Las personas con demencia suelen tener problemas con las habilidades del lenguaje, la percepción visual o la atención y, en fases avanzadas, perturbar la personalidad.
Una frontera difusa separa el deterioro cognitivo leve y el inicio de lo que podría derivar en una demencia. Siempre que existan indicios de enfermedad (Cf. Anexo) conviene acudir a la consulta de un neurólogo. Hay que tener presente que los continuos avances en el diagnóstico temprano de este grupo de enfermedades posibilitan la instauración de tratamientos cada vez más eficaces.4
Recomendaciones para frenar el deterioro cognitivo leve
∙ Dedicar un tiempo diario a leer y estudiar.
∙ Interesarse y dedicar tiempo a aprender cosas nuevas.
∙ Seguir una rutina diaria.
∙ Planificar tareas, hacer listas de las cosas que hay que hacer y usar calendarios o notas.
∙ Colocar la cartera, llaves, teléfono, gafas, audífonos, etc. siempre en el mismo lugar.
∙ Participar como voluntario en su comunidad, escuela o en su lugar de culto.
∙ Pasar tiempo con los amigos-as y familiares.
∙ Dormir suficiente, en general, entre siete u ocho horas por noche.
∙ Hace ejercicios de memoria: sudokus, etc.
∙ Hacer ejercicio físico y alimentarse bien.
∙ Prevenir o controlar la hipertensión arterial.
∙ Evitar o limitar tomar bebidas alcohólicas.
∙ Si se presentan signos de depresión acudir al médico.
¿Cómo lograr una buena comunicación con personas que empiezan a dar signos de demencia?
✔ Entender los sentimientos de confusión, desorientación e inutilidad de las personas que sufren deterioro cognitivo es esencial.
✔ La comunicación empática supera ampliamente al contenido verbal. Observar sus gestos y expresiones nos revela más sobre sus sentimientos que cualquier discurso. Prestar atención a esas señales nos ayudará a “conectar” con ellos a un nivel más profundo.
✔ Los razonamientos suelen perderse en la espesura mental de quien sufre mermas cognitivas. En lugar de explicaciones extensas, optemos por la claridad y la concisión. La simplicidad y la claridad constituyen otra de las claves en la comunicación de éxito con personas que sufren algún grado de demencia.
✔ Dar una sola instrucción a la vez, el contacto visual sincero y un entorno libre de distracciones crean el escenario perfecto para que se produzca una interacción fluida. Reducir las distracciones, como apagar la televisión, desconectar el teléfono nos ayudará a centrar toda nuestra atención en ellos, y lo haremos como muestra de respeto y de confianza. Este modo de actuar crea un ambiente propicio para la comunicación.
✔ Tomar decisiones relativamente sencillas puede exceder a las personas que sufren deterioro cognitivo. Ofrecer opciones limitadas simplifica las cosas. Por ejemplo, en lugar de preguntar ¿Qué te gustaría hoy para cenar?, ofrecer dos opciones concretas les facilita la elección y reduce la ansiedad: ¿hamburguesa o fideos? Esto no solo facilita la logística doméstica, sino que reduce la frustración de la incomprensión. Por tanto, conviene optar por mensajes claros y directos. Y si sientes que la tensión aumenta, tómate un momento para calmarte antes de continuar la conversación.
✔ Compartir recuerdos agradables y recordar viejos tiempos es una manera reconfortante y estimulante de interactuar con alguien que ha perdido la memoria; fortalece nuestro vínculo y les brinda confort en tiempos de incertidumbre.
✔ En momentos de confusión o repetición, mantener la serenidad, la paciencia y la distracción son nuestras mejores aliadas. Cambiar de tema o involucrar a la persona en una actividad diferente puede ayudar a desviar la atención.
✔ Refuerzo positivo: alentar y elogiar cuando el enfermo acierta o se acerca al comportamiento deseado.
✔ Si la persona que cuida no puede seguir tus instrucciones, acompaña con un gesto lo que quieres que haga. Por ejemplo, para que comience a comer, levanta un tenedor, pon otro tenedor en la mano de la persona y comienza tu a comer con él, alentando a la persona que haga lo mismo.
✔ No encontrar las palabras es algo muy común en este tipo de procesos. Intenta adivinar lo que quieren decir usando la palabra correcta. Interpretar sus señales y ayudarles a encontrar las palabras adecuadas fomenta una comunicación más fluida y satisfactoria.
✔ Conforme las facultades mentales se debilitan la persona experimenta una necesidad creciente de afecto. Por eso, resulta esencial demostrarles cariño, llamarles por su nombre y evitar que se sientan ninguneados o peor aún, ignorados. Un abrazo o un beso acompañados de Hola fulanita -o fulanito-, soy Andrés tiene un poder asombroso para restablecer conexiones significativas, arrojar luz en la confusión, reparar el decaimiento anímico y restaurar la capacidad de rememorar.
Lluís Segarra Molins, 5 de marzo de 2024
1 Hay enfermedades no relacionadas con la demencia que afectan a la memoria, como la depresión o los accidentes vasculares cerebrales (ictus, trombos, micro-infartos...) También lo hacen, las situaciones o momentos estresantes también afectan negativamente a la memoria, pero en este caso remiten con más facilidad cuando cesan o se superan esas circunstancias. Por ejemplo, una jubilación mal llevada, el duelo por la muerte de un ser querido, un quebranto económico. Lidiar con el estrés y las emociones negativas puede hacer que la persona se sienta deprimida, confundida y olvidadiza. Para convertir esos trances negativos en fortalezas hay que cultivar recursos interiores dadores de sentido, mantenerse activo, buscar el apoyo de amistades sinceras, participar en eventos sociales y desarrollar actividades que nos hagan sentir útiles.
2 ¿Por qué unas personas muestran síntomas más severos que otras con el mismo grado de patología cerebral? El concepto de Reserva Cerebral o Reserva Cognitiva nace como modelo explicativo de una parte de las diferencias que se observan en las manifestaciones clínicas entre personas con un mismo grado de daño cerebral. Podemos definir este término como la capacidad que tiene el cerebro de tolerar los cambios ya sean consecuencia de alguna patología sobrevenida como por el propio envejecimiento.
3 Comprende tareas como el cuidado de los niños, uso de los sistemas de comunicación, movilidad en la comunidad, manejo de temas financieros, control de la propia medicación, crear y mantener un hogar, preparación de la comida y limpieza, procedimientos de seguridad y respuestas de emergencia, ir de compras.
4 Las proteínas de la sangre pueden predecir la demencia hasta 15 años antes del diagnóstico clínico. Detectar de manera temprana las proteínas que actúan como "biomarcadores" de susceptibilidad al Alzheimer y otras enfermedades neurodegenerativas permite aplicar medicamentos que retardan o incluso revierten su aparición.
ANEXO
Diferencias entre el envejecimiento normal y posible demencia
Envejecimiento normal / Indicadores que hacen sospechar de posible demencia
Tomar decisiones equivocadas de manera ocasional / Falta de juicio; tomar decisiones erróneas de manera continuada.
Consciencia de los propios límites y capacidades ajustada a la realidad / Inconsciencia acerca de los propios límites y capacidades.
Perder cosas de vez en cuando / Perder cosas a menudo y no poder encontrarlas.
Olvidos ocasionales / Olvidar con frecuencia compromisos, como pagar las facturas, etc.
A veces no saber qué palabra usar o no recordar los nombres / Tener dificultad para mantener una conversación.
No recordar qué día es y acordarse más tarde. No recordar de vez en cuando de dónde se ha aparcado el coche / No saber en qué día o época del año vive, perderse en lugares conocidos. Confundirse con el tiempo, las personas y los lugares.
Ser algo reiterativo / Ser muy reiterativo: hacer las mismas preguntas y contar las mismas cosas una y otra vez.
Conservan los hábitos de autocuidado / “Desaprendizaje” de los hábitos básicos de autocuidado: abandono del decoro, darse atracones, ir desaseado, etc.