Como avanzamos en el artículo anterior, la demencia es un síndrome que causa deterioro cognitivo y provoca diversos grados de dependencia.
Muchas familias se encuentran pérdidas cuando se les presenta la necesidad de comenzar a cuidar de sus seres queridos con demencia: ¿Cómo deben actuar con una persona con demencia senil y sus etapas? ¿Qué cuidados necesitan y van a necesitar? En este artículo damos algunas claves para poder manejarla con menor dificultad.
Para saber cómo tratar a una persona con demencia, primero debemos asegurarnos de que estamos ante los síntomas de las primeras fases de una demencia. Recordamos a continuación algunos indicadores que hacen sospechar de esta enfermedad:
∙ pérdidas de memoria notorias.
∙ problemas alimenticios, como falta de apetito.
∙ descuidos de higiene personal.
∙ confusión y desorientación.
∙ dificultades de comunicación.
∙ problemas para razonar, resolver problemas o manejar tareas complejas.
∙ cambios de comportamiento y/o alteración del estado de ánimo.
∙ aumento de conductas agresivas y/o de desinhibición.
Si percibimos estas señales recomendamos no retrasar la consulta al médico de cabecera. De modo que se pueda realizar un diagnóstico temprano. Esto es importante porque permite instaurar tratamientos que disminuyen significativamente el progreso de la enfermedad y, como dijimos en el artículo anterior, hace posible que el paciente todavía puede entender y aceptar su enfermedad por tener las facultades cognitivas conservadas en un grado suficiente.
Una vez confirmado el diagnóstico de demencia, existen varias acciones que puedes llevar acabo para asegurar una buena calidad de vida de la persona cuidada, facilitar la gestión de la enfermedad y atenuar su impacto en la convivencia familiar.
¿Cómo tratar a una persona mayor con demencia?
Los que le cuidan deberán tomar de manera gradual el control de actividades instrumentales de la vida diaria, como la administración del dinero o la conducción. Esto debe hacerse de manera paulatina, sin herir su dignidad, contando con el asentimiento del enfermo, procurando no lesionar su autoestima ni interferir en su capacidad de autonomía, de lo contrario lesionaríamos perderíamos su confianza y con ella la capacidad de ayudarle. La clave está en encontrar el equilibrio entre la independencia del anciano y su seguridad, velando por los dos aspectos simultáneamente.
Criterios prácticos
Informar a los familiares o personas cercanas sobre la enfermedad
Una vez que tengamos un diagnóstico oficial de la enfermedad, es recomendable que todo el entorno de la persona afectada esté al tanto de ello para que puedan entender y aceptar los cambios que la demencia puede acarrear.
Ser paciente y mantener la calma
Como ya hemos mencionado, la dependencia del enfermo de demencia se irá perdiendo a medida que avanza la enfermedad, y en este proceso de pérdida de autonomía es posible que el anciano se sienta frustrado y vulnerable, y que responda con cambios de comportamiento y en el estado de ánimo.
Es en estos momentos cuando, como cuidadores, debemos tener paciencia y tratar de mantener la calma para que nuestro ser querido dependiente se sienta comprendido y arropado.
Establecer rutinas, hábitos y visitarlos de forma asidua
Unos hábitos bien establecidos y consolidados son imprescindibles para ralentizar el progreso de la demencia. Por eso, en la medida de lo posible, debemos intentar reducir los cambios de rutina, de vivienda y en general cualquier cambio que pueda afectar a la vida diaria del anciano.
Es recomendable que las visitas se produzcan de manera asidua y, a ser posible, siguiendo algún tipo de calendario, en el que entre los familiares y amigos se repartan los días y las horas para seguir una rutina.
Actividad y salir de casa
Mantener una vida social activa es muy beneficioso para la salud en general, pero en el caso de las personas mayores y/o con demencia, es casi imprescindible que no se pierdan los vínculos sociales con familiares y amigos.
En este sentido, también es importante que tu ser querido dependiente con demencia no pierda el contacto con el exterior. Incluir un paseo es muy beneficioso para su salud.
Estimular la plasticidad neuronal
Uno de los principales cuidados que podemos ofrecer a un ser querido con demencia es el de ayudarle a realizar ejercicios que ralenticen su deterioro cognitivo.
Algunas actividades que mejoran la memoria, la atención o el lenguaje:
∙ pasatiempos, como los crucigramas
∙ juegos de memoria, como las parejas
∙ retos intelectuales, como adivinanzas o acertijos
∙ relato de cuentos
∙ puzles y sudokus
∙ pintar mandalas
∙ actividad física, como el baile
∙ reuniones sociales
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Cómo calmar a una persona con demencia senil agresiva
La demencia puede traer consigo cambios de comportamiento o alteración del estado de ánimo. Es posible que si cuidas a alguien con demencia hayas vivido algún episodio de violencia física o verbal. La agresividad es una de las consecuencias más habituales de la demencia. Hay que comprender que el comportamiento agresivo es el único modo que en ocasiones tiene el enfermo de dar respuesta a sentimientos de ira, miedo y desconfianza. Se trata por tanto de reacciones que no pueden expresar de otro modo y que tampoco pueden controlar.
Identificar el motivo desencadenante del enfado
Intenta averiguar qué le está causando esa ira, miedo o desconfianza y evita o modifica, dentro de lo posible, aquello que le produce las reacciones agresivas.
Procurar un entorno agradable
Intentar hacer sentir cómodo al anciano resultará de gran ayuda para que se calme, por ejemplo, utilizando un tono de voz tranquilo, explicándole con paciencia lo que estás haciendo o informándole de quiénes son las personas que están a su alrededor, rezar juntos unas oraciones que despierten su devoción, etc.
Evitar la confrontación
La demencia senil deteriora y disminuye la capacidad de pensar con lógica, por lo que discutir o intentar razonar con una persona con demencia hará que se sienta mal, aumente su frustración y con ello las probabilidades de un episodio de ira y agresividad.
Distraerlo y redirigir su atención hacia otro lado
Lo que a ti te parece un detalle aparentemente insignificante, para una persona con demencia puede derivar en un estallido de enfado. Así que, si presientes que el paciente está frustrado por algo, trata de que pierda el foco en ello e intenta llevar su atención hacia hechos o conversaciones que le hagan sentir bien y en calma.
Evitar cambios en su rutina
En algunos casos, puede que el origen de su agresividad se encuentre en haber experimentado algún tipo de cambio recientemente. Y es que, tal y como hemos mencionado, las rutinas son importantes para los pacientes de demencia. Por eso, en la medida de lo posible, debemos intentar reducir los cambios de rutina, de vivienda y en general cualquier cambio que pueda afectar al anciano con demencia.
Musicoterapia
Las terapias artísticas son un tipo de estimulación cognitiva que pueden ayudar a sobrellevar los efectos de la demencia y a retrasar algunos síntomas. Concretamente, el poder de la música reside en que, además de reducir el estrés y la ansiedad, si acudimos a canciones o melodías que nuestro ser querido pueda relacionar con un momento de su biografía o estado de ánimo feliz, no sólo le estaremos transmitiendo confort, sino que estaremos trabajando sus habilidades cognitivas.
Ayuda profesional
Cuando veas que los episodios de ira y agresividad son muy frecuentes y pueden derivar en daños físicos, consultar con un psiquiatra y/o psicólogo.
En estos casos es habitual que también hayan perdido la capacidad para tomar decisiones, por lo que es importante haber previsto a tiempo la firma ante notario de poderes preventivos suficientemente amplios a favor de las personas o instituciones de su confianza, y que contemplen la asignación de un tutor legal que pueda tomar las decisiones en su lugar.
¿Cómo gestionar las propias emociones al cuidar de una persona con demencia?
El cuidado de una persona con demencia senil suele venir acompañado de una serie de emociones que provocan desgaste y son difíciles de gestionar, especialmente cuando se trata de un familiar, ya que la persona puede dejar de reconocernos y cambiar por completo su personalidad, desarrollando nuevas conductas a menudo negativas hacia nosotros. Además de agotamiento físico y mental, esto puede generar emociones de tristeza o de pérdida, experimentando un proceso similar al del duelo.
Es normal que estas emociones nos afecten, por lo que no debemos negarlas, sino asimilarlas y comprenderlas para cuidar también de nosotros mismos.
Algunos consejos:
∙ Asistir a terapia de grupo con personas en la misma situación.
∙ Implicar a todos los familiares en el cuidado del enfermo.
∙ Evitar y reducir situaciones de estrés o que nos pueden sobrepasar.
∙ Tomarse un tiempo para uno mismo. Es importante estar bien y saludable para cuidar a personas dependientes.
∙ No aislarse. Pide ayuda a familiares y a profesionales si es necesario.
Lluís Segarra Molins, 18 de julio de 2023
Fuente principal tomada de la web: https://www.elrincondelcuidador.es