Principales Heridas de la Infancia y su Impacto en la Edad Adulta:
Rojas Estapé describe cinco heridas principales, señalando que algunas son muy graves (abusos, traumas, bullying) y otras, aunque a veces pasan desapercibidas, tienen un impacto enorme en la persona adulta, en sus relaciones, su gestión de los momentos difíciles y su vida de pareja e hijos.
1. Miedo al Abandono:
a. Sienten la soledad como su peor enemigo.
b. Se origina cuando el niño percibe que nadie acude a su auxilio en momentos de tristeza o necesidad. Si un niño llora y nadie lo consuela, su cerebro "empieza a acostumbrarse que nunca hay nadie que acude a su auxilio".
c. Esto puede llevar a la sensación de "que no eres lo suficientemente importante para que tus temas importen a los demás".
d. Ejemplo del método de dejar llorar a los bebés: este método, antes popular, ya no es recomendado por neurólogos, pediatras y psiquiatras. Estudios con resonancias magnéticas y mediciones de cortisol demuestran que, aunque el niño deja de llorar (porque "ha aprendido que nadie va a venir"), su cerebro sigue sufriendo. Esto puede generar en la adultez:
1. Picos de cortisol y aumento de la conducción dérmica.
2. Mayor somatización de problemas.
3. Miedo a las relaciones humanas y al abandono.
4. Es fundamental la "presencia de calidad" de los padres, no necesariamente constante, sino el saber que están allí cuando se les necesita.
2. Rechazo:
a. Se produce cuando los sentimientos, emociones o vivencias del niño "no han importado a nadie".
b. Rojas Estapé enfatiza la importancia de cubrir las necesidades emocionales de los niños, distinguiéndolas de los caprichos. Un niño que llora necesita ser abrazado, no que se le diga "sé fuerte, ya se te pasará".
c. No cubrir las necesidades puede generar una persona que "no conectará nunca con su mundo emocional", pudiendo derivar en trastornos de personalidad.
3. Humillación:
a. Suele surgir de padres "muy duros y autoritarios" que usan frases como "no vales nada", "no te lo mereces", "eres un torpe".
b. Conlleva una baja autoestima y una "voz interior que se maltrata y que se dice cosas negativas".
c. Estas personas a menudo "se infravaloran en su vida" o, por el contrario, "desconectan de sus emociones" pudiendo desarrollar personalidades narcisistas o antisociales, como una "coraza" para el dolor.
4. Injusticia: (Implícita en el punto 5, "miedo a confiar")
a. Aunque no se detalla por separado, se infiere del "miedo a confiar" que situaciones de promesas rotas o tratos injustos generan un estado de "alerta constante".
5. Traición / Miedo a Confiar:
a. Surge cuando las promesas no se cumplen ("tu padre te dice que va a venir a verte... y no viene", "se prometen que eso va a funcionar y al día siguiente se vuelve a marchar").
b. Lleva a un "constante estado de alerta" y a convertirse en una persona con "miedo a confiar".
Consecuencias generales de las heridas en la adultez:
Problemas en las relaciones humanas: Miedo al abandono, dificultad para conectar emocionalmente.
Dificultad en la gestión emocional: Incapacidad para regularse ante el estrés, la rabia, la tristeza.
Baja autoestima e infravaloración: Impacto en el trabajo, las relaciones y la percepción de uno mismo.
Comportamientos protectores o disfuncionales: Sobreprotección de los hijos, dependencia emocional en pareja, desconexión de las emociones.
Trastornos de personalidad: En casos extremos.
Proceso de Sanación de las Heridas de la Infancia:
Rojas Estapé propone un camino en varias etapas para abordar estas heridas en la edad adulta:
1. Aceptar la herida: "Lo primero de todo es que tienes que aceptar que esa herida existe dentro de ti". Es un acto de "autoconciencia" y diagnóstico, no de juicio. Reconocer que se "va por la vida a la pata coja".
2. Reconocer la tendencia a culpar desproporcionadamente a los demás: Entender que la herida puede llevar a una "visión una interpretación de los demás un poco más dañina".
3. Darse el derecho a enfadarse: Es fundamental permitirse sentir rabia hacia la persona que causó la herida, incluso si es un familiar cercano. "No es el derecho a enfadarse aceptar que quizá que tienes que distanciar de esa persona durante una temporada hasta que cure es esa herida".
4. Perdonar (un acto de amor): Después de un posible distanciamiento y de haber procesado el enfado, llega el perdón. "Perdonar es ir al pasado y volver sano y salvo". Es un proceso "lento" y un "trabajo interior que requiere muchísima paciencia".
5. Observar las consecuencias de la herida en el presente: Identificar cómo la herida se manifiesta en la vida diaria (trabajo, relaciones de pareja, crianza de los hijos). Por ejemplo, si se es "profundamente inseguro" en el trabajo, "ultra protectora por miedo a que le pase lo que me pasó a mí" con los hijos, o "dependiente" en las relaciones.
6. Desmontar y curar la herida: Una vez identificadas las consecuencias prácticas, se puede actuar de forma "conductista", reconociendo las alertas internas ("cuidado que con los niños tú tiendes a sobreproteger", "cuidado con las parejas que tú tienes hacerte dependiente"). Al entender el origen (rabia, tristeza, frustración), uno puede "ir desmontando y curando esas heridas".
En resumen, Marian Rojas Estapé ofrece una visión clara y estructurada de cómo las experiencias infantiles moldean la personalidad y el comportamiento adulto, al tiempo que proporciona un camino esperanzador para la autoaceptación, el perdón y la sanación de estas "heridas invisibles" que impactan tan profundamente nuestra vida.