Valentín Fuster, prestigioso cardiólogo y director general del Instituto Cardiovascular del Mount Sinai Fuster Heart Hospital de Nueva York, y del Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), ha dado algunas de las claves para cuidar el corazón de forma correcta.
"Para que el corazón funcione, utiliza tu cerebro. Para saber cómo controlar la salud y dentro de ésta, cómo cuidar el corazón, la respuesta es que es una decisión del cerebro. Es decir, muchas veces, los periodistas me preguntan la fórmula para cuidarme y para que el corazón no falle, y la contestación es clara, el cerebro", subraya el cardiólogo para Europa Press.
Tal y como señala, "todo el mundo sabe qué es lo que daña el corazón", aludiendo al tabaquismo, al colesterol elevado, a la obesidad, a la falta de ejercicio, y a la hipertensión arterial fundamentalmente. "Pero cada uno toma la decisión de si la salud es una prioridad o no en su vida", insiste Fuster.
Además, advierte sobre la influencia de la salud mental en el cerebro: "Los mismos factores de riesgo que empiezan a afectar al corazón y a las arterias también lo hacen al cerebro de forma temprana". Aunque precisa que las "manifestaciones de una hipertensión arterial, o de un colesterol o de una diabetes no cuidada, también afectan al cerebro, aunque "mucho más tarde". "Los mismos factores de riesgo de la enfermedad cardíaca afectan al cerebro, y si cuidamos del cerebro, si cuidamos esos factores de riesgo, también lo haremos para la enfermedad cardíaca", destaca.
La salud cardiovascular es la primera causa de muerte
También, el experto internacional destaca una paradoja que le preocupa profundamente: "La mortalidad cardiovascular está aumentando desde 2012, al mismo tiempo que lo hace la tecnología".
"Me pregunto cómo es posible que, con tantos avances tecnológicos, la mortalidad cardiovascular esté aumentando. La respuesta es que, a pesar de la tecnología, el mundo del consumo es más potente que lo que podamos prevenir con o sin tecnología", subraya.
Para Fuster, frente a esta situación, es esencial promover la educación en los niños, estableciendo desde las escuelas hábitos y un estilo de vida saludable desde edades tempranas. "Los niños son el grupo más importante con el que impulsar la educación de una vida saludable", afirma el experto en cardiología.
El investigador acaba de publicar Siempre adelante un libro en el que tras muchos años dedicados a investigar las enfermedades cardiovasculares, ha concluido que "el infarto de miocardio que se padece de adultos se empieza a gestar desde la infancia", a través de la adopción de hábitos saludables que perdurarán en la vida adulta.
"El infarto realmente empieza a gestarse a los 30 años, pero hasta entonces tenemos un período fundamental para la educación. Realmente, la enfermedad en sí misma, de manera no aparente, empieza a los 30 años, y luego el infarto viene a los 50-60 años. Es decir, lo importante es que hay una edad muy fértil, que son los primeros años de la vida, donde tenemos la oportunidad de tener un impacto en esa vida saludable para cuidar del corazón", resalta.
¿Cuáles son las herramientas para curar el corazón?
Además de utilizar el cerebro para cuidar el corazón el doctor menciona que es fundamental fijarse en cuáles son los factores de riesgo cardiovascular, y por los que hay que cuidarse, desde una temprana edad: "Físicos, la obesidad y la presión arterial; después, dos son químicos, el colesterol elevado y la diabetes; mientras que tres son de conducta, el fumar, el no hacer ejercicio, y el comer mal, aparte de la obesidad; seguido de dormir poco o dormir intermitentemente".
La población tiene que saber que, sin estos factores no existe la posibilidad de tener un infarto cerebral o de miocardio, a una edad temprana, es muy raro. "Una vez esto se sabe, lo importante es decidir si te cuidas o no", afirma Fuster.
¿Es el corazón el órgano más importante?
En su manual, Fuster destaca la importancia del corazón que, "no es una simple musculatura que se limita a contraerse", sino que responde a "una obra maestra de la ingeniería".
"El cerebro y el corazón son importantes, pero hay una diferencia: el cerebro no se mueve, pero el corazón sí. En cierta manera, el corazón es complejo y es muy interesante una pregunta que no sabemos contestar, cómo es posible que un corazón que cada segundo late pueda durar tantos años", advierte.
A pesar de llevar más de 50 años estudiando el corazón, actualmente el cardiólogo sigue sin poder resolver la cuestión: "Considero que el corazón es un órgano extraordinariamente extraordinario. Es perfecto. El cerebro también es perfecto, pero sabemos menos, el cerebro nos da lugar al pensamiento y al habla, pero el corazón, por cómo se mueve y cómo puede haber llegado a este estado de tantos años latiendo y que no se deteriore, excepto cuando lo deterioramos nosotros con nuestra conducta, con nuestro estilo de vida; es una pregunta que no podemos contestar".
El investigador sostiene que uno de los principales asuntos a resolver es que, a pesar de carecer de esa capacidad de regenerarse cuando hay daño, como sí la tienen otros órganos, el corazón sigue siendo perfecto y late durante mucho tiempo. "Esto también es parte de la perfección. El corazón falla como todo, pero lo importante es que funciona durante muchísimos años de una manera perfecta", añade Valentín Fuster.