Existe la creencia de que para alcanzar la felicidad necesitamos conseguir ciertas cosas y metas. Más que autoconocimiento, buscamos un título universitario y un buen trabajo, cierta imagen corporal, una pareja y una casa, etc.
Sin embargo, muchos hemos experimentado algo realmente frustrante: aunque vamos alcanzando esos objetivos, nos seguimos sintiendo incompletos. Esto sucede porque el planteamiento inicial es erróneo: la felicidad no está al final del camino, sino que es el resultado de la actitud con la que avanzamos en la vida.
Y esta se moldea a través del autoconocimiento. ¿Por qué es clave para orientar tu vida en la dirección que deseas?
Qué es el autoconocimiento
Primero debemos tener presente que todo está en constante transformación, incluyéndonos a nosotros mismos. El filósofo griego Heráclito ya lo dijo: “Ningún hombre se puede bañar en el mismo río dos veces, porque ni el hombre ni el agua serán los mismos”.
En cada etapa de la vida tenemos diferentes capacidades, necesidades, temores y anhelos. Conocerse a uno mismo, por tanto, no es algo que conseguimos de una manera definitiva, sino que es un proceso dinámico a través del cual nos vamos autodescubriendo y desarrollando.
En consecuencia, el autoconocimiento es el proceso de ir descubriendo de forma honesta y realista partes de uno mismo. Y esta capacidad se desarrolla a través de la introspección.
Autodescubrirnos: clave para el desarrollo personal
Cuando somos conscientes de nuestros sentimientos, emociones, pensamientos y creencias, podemos identificar cómo nuestro estado interno influye en nuestras decisiones y acciones.
Esta inteligencia emocional nos permite gestionar nuestros estados internos y modificar nuestra manera de pensar. Así, reconociendo qué aspectos propios nos potencian o no, podremos desarrollar nuestra mejor versión y adaptarnos a lo que nos toque vivir.
El conocimiento de uno mismo, por tanto, no es un destino, sino una manera de experimentar la vida, momento a momento.
El primer paso es saber dónde nos encontramos
No podemos cambiar aquello que no conocemos. Si no sabemos quién somos, qué necesitamos y en quién nos queremos convertir, no podremos desarrollar nuevas facetas de nosotros mismos.
El autoconocimiento, por tanto, es el punto de partida para cualquier aprendizaje o mejora. Y es lo que nos permite elegir de manera consciente, libre y coherente.
Qué nos impide profundizar en nuestro autoconocimiento
Muchas veces, a pesar de querer realizar cambios, nos resistimos a mirar en nuestro interior y nos sentimos bloqueados. Es una manera de autosabotearnos.
Uno de los principales motivos suele ser mantener un sistema de pensamiento basado en la acusación y la culpabilidad. Cedemos nuestro poder y nos situamos en una posición victimista desde la cual no podemos hacer nada para mejorar nuestra vida.
Conocernos supone renunciar a ciertas ventajas
El autoconocimiento es un proceso madurativo que nos permite hacernos cargo de lo que nos sucede. En vez de dejarnos llevar, dirigimos nuestra vida en la dirección que realmente queremos.
Esto implica salir de un estado infantil que nos ofrecía el beneficio secundario de poder seguir culpando a los demás o a algo externo sin asumir ninguna responsabilidad.
Además, es un camino en el que hay momentos muy incómodos a los que intentamos resistirnos. Preferimos engañarnos hasta el punto de poner una barrera psíquica que nos impide ver todas nuestras facetas y nuestro verdadero potencial.
El miedo a nuestra oscuridad nos impide ver nuestra luz
Nadie renunciaría voluntariamente a dirigir su propia vida libre y felizmente. Sin embargo, por miedo a lo que podamos encontrar nos resistimos a mirar en nuestro interior y ver a la persona tras la máscara. Acallamos nuestra mente en lugar de escucharnos.
El poeta italo-argentino Antonio Porchia escribió: “A veces de noche, enciendo la luz para no ver mi propia oscuridad”. Paradójicamente, para descubrir quién somos, debemos estar dispuestos a mirarnos y a reconocernos en nuestras luces y en nuestras sombras.
Claves para desarrollar el autoconocimiento
Ir descubriendo las partes ocultas de nosotros mismos se logra a través de la introspección.
Aquí algunas premisas:
Dejar de hacer responsables a los otros de lo que nos sucede
Cada vez que buscamos culpables y justificaciones perdemos la oportunidad de experimentar que lo que tenemos delante funciona como espejo de lo que somos.
Una autoindagación basada en la conciencia de unidad nos permite comprender que todo lo que conforma nuestra realidad es un reflejo de nuestra información inconsciente.
Observar la propia vida con objetividad y espíritu crítico
Habitualmente, en los momentos más difíciles es cuando sentimos la necesidad de conectarnos con nosotros mismos. En estas situaciones, lo que nos permitirá aumentar nuestro autoconocimiento es diferenciar lo que está sucediendo de manera objetiva de lo que nosotros estamos percibiendo.
Nuestra percepción es siempre una interpretación basada en nuestros aprendizajes, juicios, necesidades y creencias. Ver con claridad nos permitirá reconocer los aspectos que antes estaban ocultos para poder transformarlos.
“Hasta que lo inconsciente no se haga consciente, el subconsciente seguirá dirigiendo tu vida y lo llamarás destino.”
Carl G. Jung
Asumir la responsabilidad de nuestro cambio
Al reconocer que lo que vemos fuera es un reflejo de lo que somos, no nos queda otra alternativa que trabajar sobre nosotros mismos.
Ampliar la autoconciencia desaprendiendo lo aprendido
Es el proceso de autoindagación lo que nos lleva a aumentar nuestro nivel de conciencia.
Cuando este trabajo personal se convierte en un hábito, nos vamos descubriendo y nos vamos desprendiendo de las limitaciones inconscientes que condicionaban nuestra vida. Es decir, desaprendemos lo aprendido.
El resultado del autoconocimiento es una nueva comprensión de nosotros mismos y de nuestras circunstancias, presentes y pasadas. Esto nos permite superar limitaciones, desarrollar capacidades y cambiar nuestra vida desde nuestro interior.
Esta transformación es la única posible y es la clave para impulsar nuestro desarrollo y alcanzar el bienestar emocional.