Una persona te quiere cuando tiene muchas* de las siguientes cualidades:
Cuando le manifiestas tu intención de ir a urgencias, lo deja todo y te acompaña.
Cuando se entera que estás enfermo, viene a visitarte.
Cuando le llamas por teléfono te atiende enseguida o te devuelve la llamada cuando puede. Además, te contesta los wasaps.
Cuando quedas con él, procura ser puntual, avisándote si aparece algún contratiempo.
Es comprensivo y se interesa por tus gestiones o por los problemas de los que le hablaste.
Te felicita por los aniversarios importantes para ti, que pueden ser varios.
Tiene paciencia cuando, sin pretenderlo, cuentas muchos detalles sin interés o le das demasiadas vueltas a un asunto.
Conserva la calma ante las adversidades que te suceden.
A menudo está dispuesto a quedar contigo para escucharte.
Te da consejos sin insistir demasiado.
Te hace favores que estén a su alcance.
Cuando está contigo, controla su atención para no distraerse en otros temas o personas.
Tiene piel fina para agradecer cualquier detalle por pequeño que sea.
Pide perdón cuando comete un error.
Lo primero que te ofrece, nada más verte, es una sonrisa.
Destaca por su optimismo.
Procura no tener rarezas. Las rarezas alejan a las personas de quien las tiene.
Para él la comunicación es importante y pone los medios pertinentes para asegurarla.
Valora la transparencia siempre que contribuya a la confianza.
Con palabras adecuadas intenta que entiendas la conveniencia de alguna exigencia.
Si es creyente, no se olvida de rezar por ti.
Dispone de las siguientes habilidades psicosociales:
Empatía: capacidad de ponerse en el lugar del otro, entender sus emociones y mostrar comprensión y apoyo.
Comunicación efectiva: ser capaz de expresar ideas y sentimientos de manera clara y respetuosa, así como escuchar activamente a los demás.
Resolución de conflictos: habilidad para manejar situaciones de conflicto de manera pacífica y constructiva, buscando soluciones que beneficien a todas las partes involucradas.
Autocontrol emocional: capacidad para regular las propias emociones, manejar el estrés y controlar las reacciones impulsivas.
Habilidades de trabajo en equipo: ser capaz de colaborar con otros, aceptar y valorar las diferencias individuales, y trabajar de manera efectiva hacia un objetivo común.
Asertividad: habilidad para expresar las propias opiniones y necesidades de manera clara y respetuosa, sin agredir ni pasar por encima de los demás.
Adaptabilidad: capacidad para ajustarse a diferentes situaciones y circunstancias, siendo flexibles y abiertos al cambio.
* Nunca se tienen todas estas cualidades, en todo momento. Todas las personas tienen despistes, defectos y momentos de estrés que impiden estar pendientes al cien por cien de los asuntos de sus seres queridos.